"Todos se beneficiaron de nuestro dolor": la deuda de Johnson & Johnson con las mujeres australianas

Julile Davis

Julile Davis Source: SBS

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Más de 1.350 mujeres que sufrieron efectos secundarios devastadores debido a un polémico implante de malla pélvica utilizado para tratar problemas de parto han ganado una demanda colectiva contra la multinacional Johnson & Johnson, en la mayor lucha a favor de la salud femenina en la historia de Australia.


Más de mil mujeres australianas que sufren dolor crónico por utilizar dispositivos de malla pélvica de Johnson & Johnson han ganado una demanda colectiva histórica contra la multinacional.

El Tribunal Federal de Australia determinó que los implantes eran defectuosos y que dos fabricantes extranjeros de Johnson & Johnson y su proveedor australiano engañaron a las mujeres sobre los daños que podían causar estos dispositivos.

También fueron acusados de ser negligentes con la promoción del producto por no haberlo sometido a ensayos clínicos apropiados.

Julie Davis, una de las 1,350 mujeres australianas que forma parte de la demanda colectiva, criticó el comportamiento de la multinacional pero expresó alivio tras conocer el dictamen judicial.

"Las empresas tienen mucho que responder especialmente porque han tratado a las mujeres como conejillos de indias, han mentido y no han hecho nada para ayudarnos", dijo Davis.

En su dictamen la juez del Tribunal Federal, Anna Katzmann, dijo que las pruebas contra Johnson & Johnson eran abrumadoras.

“Los riesgos se conocían, no eran riesgos insignificantes y, según la propia admisión de los demandados, existía la posibilidad de que los dispositivos causaran daños importantes y graves, por lo tanto los responsables deberían haber adoptado una actitud mucho más prudente. ”manifestó la juez de la corte federal de Australia.

Justine Watson, del grupo de apoyo Mesh Injured Australia, ha dicho que si bien el dictamen es histórico, el dolor y el sufrimiento de las mujeres afectadas permanecerán.

"Los médicos abusaron del uso de estos implantes y algunos obtuvieron incentivos y fueron recompensados ​​por hacerlo.

"La lista de espera en los hospitales para los pacientes que necesitaban  estos implantes era muy corta porque la cirugía generaba ganancias para muchas partes.

“Todos se beneficiaron de nuestro dolor" declaró Watson fuera del tribunal.
La juez Katzmann puso en evidencia a las compañías por ocultar el verdadero alcance de las complicaciones y por llevar al mercado los nueve productos de malla sin someterlos a rigurosos ensayos clínicos.

La juez declaró que la vigilancia de los dispositivos se realizó principalmente con fines de marketing, carecía de un análisis de riesgo genuino, no cumplía con los requisitos reglamentarios y, en algunos casos, ignoraba por completo las quejas de las pacientes y cirujanos.

El regulador de dispositivos médicos de Australia, la Administración de Productos Terapéuticos, tampoco escapó a las críticas de la juez.

"El regulador respaldó los productos para la venta al aceptar ocho de los nueve dispositivos sin ninguna evaluación independiente de seguridad o eficacia", dijo.

En entrevista con Hora 13, la doctora Natali Smud de NSW Health, explicó que los implantes son regulados de manera diferente a los medicamentos.

"La legislación [para medicamentos e implantes] es diferente. Los medicamentos están regulados al detalle y antes que un nuevo medicamente pueda ser recetado por cualquier medico ha sido testeado en miles de pacientes en forma regulada.    

"Sin embargo con los dispositivos la legislación es un poco más blanda, hay áreas grises", dijo.

Smud señaló que la tecnología avanza tan rápido que la legislación no puede mantenerse a la par de las nuevas tecnologías y que también hay una necesidad para tener reglas más “sueltas” para que la innovación pueda ocurrir.
Mientras tanto la abogada Rebecca Jancauskas estima que unas 8,000 mujeres resultaron afectadas por los implantes en todo el país.

"Dado los años de sufrimiento que han experimentado estas mujeres, el hecho de que el sufrimiento ha interrumpido sus vidas totalmente y el hecho de que ya no pueden funcionar como mujeres, como madres y empleadas, esperamos que la compensación sea significativa".

Cualquier mujer que haya sufrido los efectos, aún puede inscribirse en la acción colectiva. Las compensaciones se comenzarán a pagar a principios de 2020.

que la tecnología avanza tan rápido que la legislación no puede mantenerse a la par de las nuevas tecnologías y que también hay una necesidad para tener reglas más “sueltas” para que la innovación pueda ocurrir.

que la tecnología avanza tan rápido que la legislación no puede mantenerse a la par de las nuevas tecnologías y que también hay una necesidad para tener reglas más “sueltas” para que la innovación pueda ocurrir.



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