Los inmigrantes calificados están aportando a la riqueza de Australia y no viven de la asistencia social ni tampoco les quitan empleos a los trabajadores locales, afirmó un nuevo informe.
La investigación conjunta entre el Departamento del Tesoro y el Departamento del Interior descarta las preocupaciones sobre la necesidad de reducir la inmigración y muestra que de hecho está beneficiando a las arcas públicas.
El documento, publicado el martes, cita estimaciones del Fondo Monetario Internacional que muestran que el programa de migración de Australia aportará hasta un 1% del crecimiento anual promedio del PIB entre 2020 a 2050, porque atajará el impacto económico del envejecimiento de la población.
"Los inmigrantes brindan un dividendo económico a Australia debido a la configuración actual de las políticas que favorecen a los inmigrantes en edad de trabajar que tienen habilidades y aptitudes requeridas por la economía Australiana", señala el informe.
Si bien la participación en la fuerza laboral y el aumento de la productividad constituyen beneficios para el país, el informe también señala que es probable que los inmigrantes contribuyan hacia los ingresos tributarios más de lo que reclaman en pagos gubernamentales.
Pero la investigación reconoce que las altas tasas de crecimiento de la población pueden incrementar las presiones existentes sobre la infraestructura, el sector de la vivienda y la congestión en las ciudades.
"Para aprovechar al máximo los beneficios de la inmigración y el crecimiento de la población, Australia debe continuar explorando y abordando estos problemas", manifiesta el informe.
La investigación fue publicada en un momento de intenso debate dentro de los rangos del gobierno sobre si se debe recortar o no los niveles de inmigración, que actualmente alcanza un límite anual de 190,000 personas.
El documento advierte sobre los "efectos a largo plazo" de un crecimiento económico significativamente bajo y agrega que los efectos se podrían contrarrestar manteniendo las tasas actuales de inmigración.
"Si la inmigración en Australia se corta, la fuerza laboral comenzaría a reducirse en términos absolutos para 2020", reveló el estudio.
El ex primer ministro de Australia, Tony Abbott, ha estado encabezando el movimiento en contra de los actuales niveles de inmigración, argumentando que una reducción ayudaría a bajar los precios de las viviendas.
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