Un hombre que sufría de problemas estomacales y renales fue tratado mediante la inserción de un tubo en el estómago y le dijeron que se lo quitarían después de seis semanas. Ocho meses más tarde, el tubo continuaba en su lugar y estaba presionando contra su vejiga, lo que le causó hemorragias. El hombre, un refugiado detenido en Papua Nueva Guinea, fue informado por médicos que no había especialistas en el país que pudieran solucionar el problema.
Otro detenido fue trasladado de urgencia al hospital después de colapsar, y tras haber sufrido un ataque al corazón nueve meses antes, solo para ser dado de alta en cuestión de horas debido a que no había ningún equipo para diagnosticarlo adecuadamente.
Amnistía Internacional ha detallado estos casos en un nuevo informe, que advierte que los servicios de salud proporcionados a los detenidos en la isla Manus, son inadecuados, están en declive y están poniendo en riesgo sus vidas.
Investigadores de la organización de derechos humanos visitaron Port Moresby en noviembre de 2017 para hablar con refugiados y solicitantes de asilo enviados desde Manus para recibir tratamiento médico.
Amnistía dice que otros hombres describieron meses de espera para el tratamiento de tumores sospechosos de cáncer, cálculos renales, fiebre tifoidea y dengue. Entre otrsa quejas por problemas de salud, se encuentran problemas gástricos, problemas de visión, problemas de movilidad y problemas de salud mental.
Varios refugiados dijeron que los profesionales médicos les dijeron que el tratamiento no estaba disponible en PNG debido a la falta de equipo o especialistas, pero que las transferencias a Australia se habían retrasado o denegado.
"Australia ha realizado esfuerzos extraordinarios y un costo enorme para implementar su política de detención en el exterior, lo que limita severamente el acceso de refugiados y solicitantes de asilo a la atención médica", dijo el viernes el coordinador de refugiados de Amnistía, Graham Thom.
"Mientras continúe el procesamiento de refugiados en el exterior, Australia es responsable de garantizar que estas personas tengan acceso inmediato a una atención médica adecuada, incluso mediante transferencias a Australia".
Amnistía está particularmente preocupada por los servicios de salud mental que se han reducido en los últimos meses, señalando dos presuntos suicidios de detenidos en la isla Manus el año pasado.
"A raíz de estas tragedias, Australia ha reducido inexplicablemente los servicios de asesoramiento y trauma", dijo Thom.
El grupo de derechos humanos también está preocupado por la eliminación de traductores y una mayor dependencia de los hospitales públicos de PNG para la atención de emergencia y atención médica fuera de horario laboral.
El mes pasado finalizó un contrato con International Health and Medical Services, que provee de atención médica a los inmigrantes detenidos en la isla Manus.
Un contratista local asumió el control al día siguiente, y el Departamento de Asuntos Internos prometió que los detenidos continuarían teniendo acceso a los servicios de atención primaria adecuados.
Amnistía ha reiterado los llamamientos para que se ponga fin a la detención en el exterior, mientras que exige que Australia garantice que los refugiados tengan acceso a una atención médica adecuada.
Se espera que los funcionarios del departamento sean interrogados sobre este asunto durante las audiencias de estimaciones del Senado la próxima semana.
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