Por las calles de Barcelona marcharon miles de personas que llegaron desde distintos puntos de Cataluña, y desde varias ciudades de España, pero en esta ocasión para expresar que ellos no quieren que Cataluña se separe de España.
La división catalana persiste, como persisten las diferencias entre el gobierno catalán, encabezado por Carles Puigdemon y el presidente del gobierno español Mariano Rajoy.
El líder catalán quien ha llamado a que haya una mediación dice que si no hay un consenso proseguirá con su apuesta independentista, la cual se declararía este martes cuando se reúne al parlamento catalán, como lo asegura el ministro de Relaciones Exteriores de Cataluña, Raul Romeva.
"La voluntad del pueblo necesita ser respetada, por una sola razón, no hay otra alternativa, intentamos durante años entrar en negociaciones con el Estado, no hay respuesta positiva, la represión fue la única respuesta y, a pesar de esto el pueblo fue a votar, libremente democrática y pacíficamente, y eso es lo que el parlamento de Cataluña necesita reconocer ".
Pero el gobierno de España dice que no dudará en usar la Constitución para impedirlo.
La división entre independentistas y quienes quieren la unidad, se refleja también en la disparidad de información política y económica que alienta a ambos bandos a pensar que cada uno de sus modelos es el ideal.
Y aparte de la viabilidad política o económica, lo que subyace ahora es el desafío de manejar una sociedad catalana radicalizada.
Entretanto, aquí en Australia, los catalanes de la Asociación Catalana de Nueva Gales del Sur, se manifestaron en los alrededores de la Opera House, contra la violencia policial registrada durante el referendo del 1 de octubre y la negativa del gobierno central a permitirles un referendo con todas las de la ley.
