Indefensos: los discapacitados que son violados y golpeados en las cárceles australianas

¿Cuál es la combinación que hace que los reclusos sean más vulnerables en las cárceles de Australia?. La respuesta es, ser indígenas con una discapacidad cognitiva o mental. Estas personas, incapaces de defenderse adecuadamente, son víctimas de violaciones, toqueteos indebidos en los genitales, golpes y abusos verbales y racistas por parte de otros reos o de sus celadores, según un informe de Human Right Watch. HRW indicó que no hay evidencias de reclusos hispanos en estos casos.

Reclusas con discapacidad

Source: Daniel Soekov Human Rights Watch

Las personas, tanto hombres y mujeres, que padecen una discapacidad mental o cognitiva y están recluidas en las prisiones australianas son más susceptibles de padecer abusos sexuales, físicos y verbales por parte de sus compañeros o de sus celadores, según revela el informe "Necesitaba ayuda y en su lugar fui castigado: Abuso y negligencia de los reclusos con discapacidades en Australia" de la ong Human Rights Watch (HRW, siglas en inglés).



Los reclusos discapacitados además son encerrados en celdas solitarias o totalmente cubiertas o en unidades especiales por más de 22 horas diarias, durante semanas y meses.

En un caso extremo, un discapacitado aborigen estuvo bajo estas condiciones por casi 19 años.

El hecho de estar encerrado en una cárcel es una experiencia penosa, pero esta privación de la libertad en Australia "es particularmente traumática para los prisioneros con discapacidades", explicó la autora del estudio, Kriti Sharma.

La también investigadora de derechos de los discapacitados de HRW precisó que "el tener una discapacidad pone a una persona en gran riesgo de padecer violencia y abuso".

Reclusos discapacitados
Source: Daniel Soekov Human Rights Watch


Abusos sexuales y físicos

En uno de los casos denunciados, un prisionero aborigen con discapacidad denunció que cuatro funcionarios lo golpearon en la mandíbula y la cabeza, lo insultaron, lo ataron, le cortaron la ropa y lo dejaron en el piso del área de ejercicios físicos para darle una lección.

"Ellos probablemente lo hicieron para humillarme. Los oficiales me llamaron 'coño negro' muchas veces. Es normal", comentó uno de estos prisioneros aborígenes con discapacidad psicosocial recluido en una prisión de Queensland en una entrevista realizada por HRW en 2017.

Otro recluso con discapacidadcognitiva contó a HRW que fue asaltado sexualmente por compañeros de prisión.

"Al menos uno de ellos me violó, pero creo que me desmayé. Estuve sangrando, a veces sigo sangrando. Lo reporté ese día a los superintendentes, rellené el formulario médico", comentó.

"Ellos me dijeron que si lo reportaba iría a la unidad de detención por seis meses, así que rompí la denuncia delante de ellos. Luego regresé a mi pabellón y me golpearon, no los mismos que me asaltaron y me llamaron perro (traidor)".

También las mujeres discapacitadas son víctimas de acoso sexual, el cual no es reportado por temor a la estigmatización o a reprimendas. A pesar de la falta de información, HRW documentó 32 casos de violencia sexual perpetrado por otros compañeros o por los celadores.

Una de las víctimas, un hombre con discapacidad cognitiva, fue atacado por tres compañeros en una ducha. Dos de ellos lo sostenían obligándole a besar el pene del tercero, sin poder hacer nada por temor a ser tachado de traidor.

Asimismo una mujer con discapacidad psicosocial comentó que de forma regular los celadores abusaban sexualmente de ella.

Los asaltos ocurren "cuando uno está solo y te tocan los pechos, el trasero o ponen sus manos alrededor de la cintura o simplemente hacen comentarios estúpidos como 'has estado mucho tiempo aquí, debes estar con ganas", relató.

Muchos de estos prisioneros han sufrido abusos sexuales y violencia familiar en sus hogares por lo que estos incidentes les reactiva esos recuerdos.


"Los oficiales usan tácticas de intimidación. Especialmente contra nosotras, recordándonos la violencia familiar en casa. Si queremos seguir, debemos ser buenas con ellos", relató.

HRW documentó 41 casos de violencia física perpetradas por compañeros y oficiales. En uno de los casos cinco de los celadores golpearon a un recluso discapacitado mental contra las paredes de la ducha.

Los discapacitados no denuncian generalmente los abusos por temor a represalias o por la actitud incrédula de las autoridades.

En alguna oportunidad una de las prisioneras estuvo implicada en una pelea porque "las voces le dijeron que lo haga", en alusión a las alucinaciones de una reclusa con una enfermedad mental grave.

Hacinamiento

El documento de 93 páginas analiza la situación en 14 prisiones del país oceánico que visitó en 2016 y 2017 en los estados de Australia Occidental, Queensland, Nueva Gales del Sur y Victoria.

Los reclusos con discapacidad, especialmente con desventajas cognitivas o mentales y que representan el 18 por ciento de la población australiana, conforman el 50 por ciento de las personas que se encuentran en prisión.

Asimismo los aborígenes e indígenas del Estrecho de Torres totalizan el 2 por ciento de la población nacional, pero representan el 28 por ciento de los prisioneros en las cárceles australianas para adultos y se calcula que para el 2020 esta proporción aumentará al 50 por ciento, de acuerdo al informe.

Muchos de los prisioneros aborígenes se encuentran en desventaja porque su discapacidad mental o cognitiva no fue detectada o atendida adecuadamente durante su infancia y generalmente entran bajo la tutela de los servicios correccionales por delitos menores como robo, desorden público o violaciones a las reglas de tránsito.

La humillación de los prisioneros con discapacidades físicas

Asimismo 9 de 14 prisioneros con discapacidades físicas deben esperar para ir al baño o a las duchas y el hecho de orinar o defecar se realiza en condiciones humillantes debido a la falta de servicios accesibles para ellos.


"No puedo meter mi silla (de ruedas). Tengo que orinar en una botella", comentó uno, mientras otro relató "tengo que usar pañales todos los días. No me siento un hombre, me han quitado mi dignidad", agregó.


La mayoría de las prisiones de Australia Occidental y Queensland tienen una población que excede a sus capacidades y muchos de los prisioneros deben compartir celdas hechas para una sola persona, lo que pone en mayor riesgo a los discapacitados de padecer abusos verbales, físicos y sexuales, agregó el documento.

HRW instó al Gobierno a buscar soluciones para estos prisioneros no solo dentro de las cárceles sino en la forma en que son tratados por el sistema judicial. También pidió un reforzamiento de los servicios comunitarios para la salud mental y de los programas alternativos a las sanciones criminales.

"No he visto a nadie con una discapacidad intelectual que no haya empeorado en prisión. A menudo son castigados [por el personal penitenciario] cuando luchan por comunicarse o piden ayuda. El personal no entiende que las personas con discapacidades intelectuales no entienden lo que está sucediendo. El personal se toma las cosas personalmente y luego actúa enojado contra el prisionero", dijo un Psiquiatra que ha trabajado durante años en una prisión 

 


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Published 7 February 2018 10:09am
By Spanish Program


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