Las legisladoras australianas de todas las tiendas políticas se unieron en su llamamiento a favor de la igualdad de género, al conmemorarse hoy el Día Internacional de la Mujer y en un contexto en que el ambiente laboral del Parlamento de Camberra no ha dado el mejor ejemplo.
El trato y la retórica en torno a las mujeres que habitan y trabajan en el entorno del Parlamento de Camberra se hicieron evidentes hace poco con el escándalo del romance del otrora líder del Partido Nacional Barbaby Joyce con su exasesora de prensa con la difusión de fotografías de ella embarazada.
Este escándalo motivó al primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, a prohibir que sus ministros tuvieran sexo con sus subalternos para promover un mayor respeto a las mujeres en Camberra, pero posteriormente se levantó otro amargo debate en torno al trato a las féminas tras las amenazas de la ministra de Empleo, Michaelia Cash, de hacer públicos los rumores sobre las empleadas de las oficinas del líder de la Oposición, Bill Shorten.
La titular de Servicios Financieros, Kelly O’Dwyer, dijo que no tenía duda que el estándar en el Parlamento de Camberra “puede ser elevado” al considerar que existe un deseo real del público de que así suceda.
Kelly O’Dwyer es una de las cinco mujeres que conforman el Gabinete de 22 miembros de Turnbull y ella intenta cumplir con sus funciones y a la vez criar a sus dos hijos menores de tres años. El año pasado ella asumió a sus funciones la cartera de la Mujer.
Su partido, el Liberal, es criticado por tener problemas con las mujeres. Y es que por ejemplo, solo 18 de sus 84 representantes a la Cámara Baja y el Senado son mujeres, lo que supone el número más bajo de esta formación desde 1993.
“Creo que es absolutamente crítico que las mujeres, independientemente de que si están casadas, solteras, son jóvenes o mayores o si tienen hijos o no, estén representadas aquí”, recalcó O'Dwyer a SBS.
El consenso es claro, las mujeres necesitan implicarse en la política no solo porque representan la mitad de la población sino porque las buenas políticas dependen de ello.
“Los asuntos de las mujeres no solamente son los blandos. Asuntos como la economía y las finanzas afectan mucho a las mujeres”, comentó la investigadora de género y políticas de la Universidad Nacional Australiana Kirsty McLaren.
“Uno termina con políticas ineficaces o inefectivas si no se considera el impacto que tienen éstas en la manera en que las experimentan tanto los hombres como las mujeres”, recalcó.
Por su lado, la número 2 del Partido Laborista y portavoz de Asuntos de la Mujer, Tanya Plibersek, explicó que son pocas las políticas o decisiones que son neutrales en materia de género.
“Pensar erróneamente en que los son (neutrales) es cómo la desigualdad se impregna en las decisiones sobre los ingresos y gastos”, enfatizó el martes Plibersek ante el Club Nacional de la Prensa. “Australia impone el GST a los tampones pero no lo aplica al Viagra. Solo un grupo de tíos sentados en una mesa piensa que esto es una buena decisión”, acotó.
Australia está en el puesto 49 cuando se compara la representación de las mujeres en el Parlamento federal e incluso está por detrás de Angola y Camerún.
Las mujeres representan el 40 por ciento de los representantes en el Senado con 31 escaños de 76. Pero en la Cámara de Representantes ocupan 43 de los 150 asientos, es decir, representan el 30 por ciento de la composición.
Incluso aquellas que logran ser pre-seleccionadas, generalmente tienen asientos marginales que les da menores posibilidades de sobrevivir más de una elección. A ellos se suma el escrutinio extra a las que están sometidas.
“Creo que hay un mayor escrutinio porque hay menos mujeres y como resultado de ello se destaca más cuando una mujer hace algo. Como pueden ver, no usamos trajes grises”, señaló la ministra.
El Partido Liberal intenta que se preseleccionen mujeres en 50 por ciento de los escaños con posibilidades fuertes de ganar en 2025, pero O’Dwyer cree que se debe establecer un fondo especial para ayudar a las mujeres, mientras que la mayoría de sus colegas tienen sentimientos encontrados respecto a la cuota de género.
“No quiero sentarme en el Senado y ser conocida como la chica de la cuota”, comentó la ministra de Desarrollo Internacional y el Pacífico, Concetta Fierravanti-Wells a SBS News.
Pero el Partido Laborista, de donde salió la primera mujer en gobernar Australia, comenzó a fijar cuitas para aumentar la presencia femenina en 1994. Hoy en día tiene un 45 por ciento de representación, frente al 22 por ciento de los Liberales.
“Díganme si esto no funciona”, ironizó Plibersek.
“Hay mujeres que pueden ser elegidas mañana y esta noción, esta letra M, por mérito, se sigue minimizando de alguna forma sugiriendo que las mujeres no merecen realmente una oficina pública de la misma forma que los hombres. Es un debate ridículo”, precisó la exlíder de los Demócratas Natasha Stott Despoja a SBS News.
A la desigualdad de género se suma los antecedentes culturales y étnicos, lo que añade una discriminación inconsciente ante las candidatas.
"El asunto de la doble discriminación puede afectar más a las mujeres porque estamos hacienda frente a una parcialidad inconsciente y discriminación que creo que persiste”, subrayó la legisladora liberal Julia Banks.
Recordemos el famoso discurso en 2012 de la entonces primera ministra, la laborista Julia Gillard, sobre la misoginia y el sexismo
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